miércoles, 23 de febrero de 2011

Perfección

No soy perfecta, eso ya lo sé, no es necesario que la gente me lo restriegue por la cara, es más ningun@ de l@s que habitamos el mundo lo somos… podemos ser muy buenos en una cosa pero siempre pecaremos de no serlo absolutamente en todo.

Mis padres parecen que esto no lo saben ya que mis notas no han sido valoradas como esperaba en contabilidad he tenido un 9 y un 9,5 lo que da una media de 9,25… pero para ellos eso es una mierda… y mi nota de inglés otra mierda. El examen de ingles consta de 4 partes y para aprobar tienes que tener en cada una de las partes una puntuación mínima de 12 sobre 20… pues pese a que mi puntuación ha sido de 17 sobre 20 (lo que equivaldría a un 8,2 de toda la vida) para ellos es una mierda…. Pero eso no es lo mejor señores, lo mejor es que llega mi primo gritando “he sacado un 5,5” y le sueltan “ay qué bien que has aprobado”… pero a ver señores estamos tontos o que… un 8,2 y un 9,25 es una mierda y un 5,5 es una nota espectacular… (esto me ha quedado un poco Leo Harlem xD)

Hay veces que me da por pensar que lo mejor es mandarlo todo a la mierda… pillar una mochila y los 4 euros que tengo ahorrados e irme de mochilera a recorrer mundo y pasar de ellos una buena temporada…. O a lo mejor me da por estudiar lo justo y aprobar por los pelos… visto lo visto

Y bueno hoy pongo una canción de “Simple Plan” llamada “Perfect” con la que me identifico al 90% con su letra en este momento.

martes, 1 de febrero de 2011

Valoración de uno(a) mismo(a)

Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?

El maestro sin mirarlo, le dijo:

-Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mi propio problema. Quizás después... y haciendo una pausa agregó: si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este problema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.

- E... encantado, maestro- titubeó el joven, pero sintió que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas. Bien, asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño y dándoselo al muchacho, agregó:

- Toma el caballo que está allá afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Ve y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.

El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con algún interés, hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo. Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara y solo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo. En el afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro y rechazó la oferta. Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado, más de cien personas, abatido por su fracaso montó su caballo y regresó. ¡Cuánto hubiera deseado el joven tener esa moneda de oro! Podría entonces habérsela entregado él mismo al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y ayuda. Entró en la habitación.

- Maestro -dijo- lo siento, no se puede conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera obtener dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.

- Qué importante lo que dijiste, joven amigo -contestó sonriente el maestro-. Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él para saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuanto te da por él. Pero no importa lo que ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo. El joven volvió a cabalgar.

El joyero examinó el anillo a la luz del candil con su lupa, lo pesó y luego le dijo:

- Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.

- ¡58 MONEDAS! -exclamó el joven.

- Sí, -replicó el joyero- yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé... si la venta es urgente...

El joven corrió emocionado a la casa del maestro a contarle lo sucedido.

- Siéntate -dijo el maestro después de escucharlo- Tú eres como este anillo: Una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor? Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño. - Todos somos como esta joya, valiosos y únicos y andamos por los mercados de la vida pretendiendo que gente inexperta nos valore.

SIEMPRE RECUERDA LO MUCHO QUE TÚ VALES, AUNQUE QUIZÁS, ALGUNAS PERSONAS A TU ALREDEDOR NO TE LO DEMUESTREN.


Y este texto va dedicado a todas esas personas que han ejercido como joyeros sobre mi... asi que muchas gracias

Y bueno no sé si tiene mucho que ver o no la canción de hoy pero la canción del día es "Tu eres el mejor" de mis casi paisanos "Celtas Cortos"